No he
escrito nada desde antes del verano, y
no es porque no hayan salido temas sobre lo que escribir, las
residencias son lugares llenos de vida, y muy dinámicos, y por lo tanto, no hay
día en el que no ocurra “nada relevante sobre lo que hablar”. No tenemos tiempo
para aburrirnos, y el verano, precisamente, no es una época tranquila para
nosotros, al contrario. Nos da igual que sea 12 de agosto, 3 de febrero o 30 de
septiembre. No cerramos plantas ni mandamos de “vacaciones” a los residentes a
sus casas. (este guiño va para los que
piensan que en verano tenemos menos trabajo).
Como
decía, temas han salido muchos (ingresos de nuevas familias (padres-hijos
psiquiátricos), agresiones a profesionales, modelo de atención centrada en la
persona….). Al final voy a hablar sobre qué tipo de centro somos, ya que es
tema recurrente entre las conversaciones de los profesionales del centro.
A nivel legislativo y organizacional, en
nuestra Comunidad Autónoma pertenecemos al sistema de servicios sociales (y en
concreto, al Sistema Público) y eso nos condiciona y nos define como un centro
de servicios sociales especializados. Así, en la Ley de Servicios Sociales de
Aragón se recoge que los servicios sociales especializados se prestan a través de
centros, servicios, programas y recursos dirigidos a necesidades que requieren
una atención específica.
En el
Catálogo de servicios sociales se nos define como un servicio de alojamiento permanente para personas mayores
de 65 años en situación de dependencia que proporciona, desde una perspectiva
integral, una atención continuada y especializada en función del grado de
dependencia.
Esta
inclusión dentro del Sistema de Servicios Sociales, como he dicho antes, define
y marca toda nuestra estructura organizacional y administrativa, desde el tipo de profesionales
que trabajan en nuestros centros, los recursos de que disponemos, perfiles de
usuarios…etc.
Hay
una parte de profesionales a los que le gustaría que fuéramos más parecidos a los centros
sanitarios (dícese hospitales), en especial con todo lo que tiene que ver con los recursos humanos y económicos con los
que cuentan. De todos es sabido que el SALUD dispone de mucho más presupuesto. Parecernos a un hospital llevaría aparejado tener unas iguales
condiciones laborales y económicas (mucho más ventajosas), estabilización de
personal (los profesionales no “emigrarían” cuando hubiera un concurso de
traslados), contar con otro tipo de profesionales complementarios (celadores,
terapeutas ocupacionales, psicólogos….). Además, tenemos que tener en cuenta que, en muchas ocasiones, los profesionales vienen de las listas del SALUD, por lo que tienen otra visión y otra perspectiva ante el trabajo en un centro residencial. Los médicos tienen la especialidad de atención primaria o geriatría, pero luego dependen de sus colegas del centro de salud para hacer derivaciones hacia especialistas, lo que dificulta su trabajo diario. La verdad es que éste tema de "parecernos" más al sistema de salud es una demanda latente en nuestros centros, y no hay que olvidarla, ya que de manera indirecta nos afecta.
De
ser así, podríamos denominarnos como un "centro sociosanitario residencial". En la actualidad se
habla de la coordinación sociosanitaria como espacio en el que estaríamos
implicados los profesionales del sistema de salud y del sistema social, pero no contamos con centros sociosanitarios como tal. Supongo que será cuestión de tiempo (o de voluntad política) el planteamiento de este tipo de recursos.
Como
centro de servicios sociales tenemos que atender a un tipo determinado de
usuarios (mujeres víctimas de violencia de género, exclusión social…) que, en
muchas ocasiones, requieren más atención social que atención sanitaria
propiamente dicha. No son el paciente geriátrico que hasta ahora se atendía en las residencias. Son personas usuarias con problemáticas específicas (ver entrada), donde lo social, normalmente, tiene mayor relevancia que lo sanitario.
Y aquí viene la segunda cuestión sobre si realmente
ofrecemos una correcta atención social o psicosocial en nuestros centros, hacia nuestros residentes en general y hacia los nuevos perfiles en particular. Dicha atención, entre otras cuestiones, tendría que ser
complementada con otro tipo de profesionales de los que carecemos (por ejemplo,
psicólogos). Personalmente, creo que no llegamos a atender correctamente
muchas de las demandas sociales, o intervenciones que tendríamos que realizar.
La jornada laboral no da para hacer todo lo que tenemos que hacer (entrada), y, entre otras cuestiones, nos faltan, como he dicho antes, otros perfiles profesionales para realizar una correcta intervención interdisciplinar. A pesar de todo ello, no nos falta motivación y hacemos todo lo que está en nuestras manos para mejorar la atención de nuestros residentes, y se consiguen objetivos.
Como gran defensora del Sistema Público de Servicios Sociales que soy, pienso que estamos bien enmarcados dentro de dicho sistema, así nos lo tenemos que creer, defender y transmitir al resto de
profesionales sanitarios. Y, en todo caso, tenemos que reivindicar la profesión
de la trabajadora social, demandar más profesionales sociales, y otros perfiles profesionales con los que poder trabajar en equipo para dar una
adecuada atención psicosocial en nuestros centros.
Feliz DIA INTERNACIONAL DE LAS PERSONAS MAYORES
Comentarios
Publicar un comentario