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Nuevos perfiles en centros residenciales


      El otro día, en tertulia de café con unas compañeras, hablábamos de los  nuevos perfiles de residentes que están ingresando en mi centro.
 
Con la última normativa aprobada por el Gobierno de Aragón en materia de ingresos en residencias, se abre la puerta a que además de personas mayores en situación de dependencia puedan ser usuarios de residencias:
  •  mujeres mayores víctimas de violencia de género mayores de 60 años
  •  ascendientes o descendientes incapacitados o en situación de dependencia a cargo de una mujer víctima de violencia que ingrese en una casa de acogida 
  •  personas en situación de riesgo de exclusión social mayores de 60 años
  •  personas bajo la acción protectora de la comisión de Tutelas y Defensa Judicial de Adultos que están exentos del requisito de ser mayores de 60 años.

Aunque la mayoría de los usuarios proceden de la vía de dependencia (90% aprox.) últimamente, en mi centro han ingresado varias personas por la vía de exclusión social, que son los que hacen que pasemos de ser un centro de servicios sociales especializados de atención a personas mayores a ser un centro de servicios sociales mucho más polivalente y abierto a otros colectivos que hasta ahora no tenían cabida en otros recursos sociales.
El perfil de ingreso por la vía excepcional de exclusión social es muy variado. Para que os hagáis una idea, os doy unas pinceladas básicas sobre estos “nuevos” residentes:
  • mujer soltera, de 65 años,  con escasos recursos económicos (cobra PNC), con escasa red de apoyo familiar y no muy buenas relaciones con ellos (una cuñada y dos sobrinos) y paciente psiquiátrica derivada del hospital (antecedentes de suicidio y depresión mayor)
  • hombre soltero, de 65 años, con problemas de alcoholismo, deudas derivadas de su adicción y de una vida independiente, y a su libre albedrío, sin casa ni otras posesiones. Perfectamente válido para las ABVD.
  • Mujer viuda de 88 años, con 2 hijos y nietos con los que no hay buenas relaciones, que vivía en una casa sin condiciones de habitabilidad y en peligro de derrumbe y que fue precintada por el ayuntamiento. Válida y con mucho carácter, y que solo quiere vivir con sus gatos, a los que va a dar de comer todos lo días. Suele buscar entre los contenedores comida para ellos.
  • Hombre soltero de 63 años, que compartía casa con un hermano y cuñada que en teoría se hacían cargo de él (cada uno vivía en una planta). Los servicios sanitarios se lo encontraron un día en el suelo, desmayado, sin control de glucemia, desnutrido, deshidratado….. Muy válido para las ABVD, solo camina con una muleta.
  • Mujer viuda, 83 años, sin hijos. Vivía de alquiler en una casa en el casco histórico, tendencia a acumular y recoger cosas. Desde los servicios sociales generales se inició en tiempos una incapacitación judicial que ella recurrió y ganó. Una mujer de armas tomar, con  mucho carácter y muy independiente, aunque en la actualidad necesita apoyo para algunas ABVD.

A estos casos, se añaden otros ingresos más antiguos procedentes también por esta vía: un señor que ingresó con 63 años, que padecía síndrome de diógenes, y con hermanos en otra Comunidad Autónoma y con los que había malas relaciones, un alcohólico transeúnte, que padece una demencia alcohólica y tutelado por el Gobierno de Aragón, otro residente soltero que se había fundido todo su dinero y herencia en una vida de juergas y viajes, que tenía impagos de alquiler y al que le dio un ictus y los servicios sanitarios se lo encontraron en su casa medio moribundo, por supuesto sin apoyo familiar, solo un hermano que no quiere saber nada de él …etc.
En general, suelen ser personas sin familia o con escasa red de apoyo familiar y social, con escasos ingresos económicos (muchos de ellos cobran una PNC) y sin otras posesiones (sin casa, ni tierras….etc), que han vivido muy independientes todas su vida y además, en algunos casos, suele haber alguna patología psiquiátrica detrás.
Como veis, el perfil es muy variado. Suelen ser personas que demandan otro tipo de atenciones que no es la atención personal y física de los residentes geriátricos y que tienen otro tipo de problemas y necesidades. En general “no suelen” gustar. A mi, estos casos “me dan marcha”,  me encantan,  ya que son los casos “sociales” por naturaleza y siempre soy su defensora ante la respuesta de los demás de “no es un centro para ellos”. Pues si, la normativa dice que ellos pueden ingresar en una residencia, y para eso estamos. Pero claro, suele haber mucha patología psiquiátrica, muchas veces se quieren ir del centro, hacen cosas diferentes a los demás… hay que estar más pendientes de ellos en otros aspectos de la vida diaria, y esto requiere más desgaste, y formación complementaria para poder atenderlos. Así que nos tendremos que adaptar y formar para atender a estos nuevos usuarios.

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