Hace
tiempo que llevo dándole vueltas a esta entrada, y el otro día, hablando con un
compañero, le decía que en muchas ocasiones somos el “saco roto” donde cabe
todo, o donde llega lo que no se sabe donde meter
. Rara es la semana que cuando entro en mi despacho no me encuentro alguna COSA encima de mi mesa del tipo:
dentadura, cuchillo con el escudo del Barça, monedero, joyas, andadores,
bastones, sillas de ruedas, objetos de fallecidos…. De todo lo que os podáis
imaginar. A esto, hay que añadir cuando viene algún residente a que a que le deje dinero (porque
le han dicho las chicas que vayan a la Asistente Social) o a que les cambie la pila del reloj…..
Así
que nada, por fin he retomado este tema, y desde mi quehacer diario, voy a
intentar resumir lo que hace una trabajadora social en un residencia pública (porque en una privada es todo esto y mucho más…..)
Siempre
he definido nuestra figura profesional como el pivote que gira entre la residencia, el
residente y la familia, y que a modo de Triángulo de las Bermudas, se podría representar de la siguiente manera:
En el centro de ésta relación a TRES estaríamos nosotros, pivotando entre uno y otro, mediando, intermediando y coordinando.
En
base a esta idea, las funciones de una Trabajadora Social se podrían dividir en tres grandes bloques:
DIRIGIDAS
AL RESIDENTE
- Valoración y apoyo social al residente.
- Recepción y acogida de los nuevos ingresos (entrevista pre-ingreso e ingreso)
- Gestión de las habitaciones (en coordinación con el equipo multidisplinar)
- Seguimiento de la evolución y adaptación del residente.
- Trámite y gestión administrativa de tutelas (informes sociales para inicio de incapacitación, para rendición anual de cuentas….)
- Seguimiento de hospitalizaciones.
- Gestión de acompañamientos a citas médicas en cuanto a comunicación a familiares de dichas citas y gestión de acompañamientos en caso de residentes sin familia.
- Tramitación de documentación (valoración de discapacidad, revisión de la situación de dependencia, empadronamiento, renovación de DNI, gestiones bancarias, Seguridad Social….)
- Acompañamiento a residentes a realizar gestiones de tipo personal.
- Gestión de pequeñas cantidades monetarias del dinero destinado a gastos de bolsillo.
- Promover la participación del residente en las actividades lúdicas organizadas en el Centro.
- Favorecer la convivencia entre los residentes.
- Defunciones (acompañamiento emocional, inventario de pertenencias, contacto con familiares…)
RELACIONADAS
CON LAS FAMILIAS
- Realización de entrevistas familiares (pre-ingreso, ingreso…)
- Mantener, en la medida en que se pueda, la relación residente/familiar.
- Informar a las familias de las citas médicas y de cualquier incidencia relacionada con la vida diaria en el centro (petición de ropa, actividades culturales….)
- Información y orientación sobre recursos sociales.
- Informar sobre la evolución psico-social del mayor en la residencia.
RELACIONADAS
CON LA RESIDENCIA
- Colaboración y coordinación con los profesionales del Centro (trabajo en equipo, participación en reuniones interdisciplinares…)
- Facilitar toda la información sobre aspectos sociales que pueda facilitar el desarrollo de la labor del resto de profesionales.
- Planificación, junto con otros profesionales, de las actividades de ocio y tiempo libre del centro.
- Realización de la memoria anual de actividades.
OTRAS: aquí se podría englobar todo lo relacionado con la información, derivación y
orientación sobre recursos sociales a personas externas al centro, coordinación
con otros profesionales de otros sistemas (Salud, educación…..)
Esta enumeración o desglose realizado no constituye un documento cerrado y como se suele decir (no son todas las que están ni están todas las que son). De esta forma, tenemos que trabajar con la idea de no encasillarse en una baldosa. Como decía una compañera (primero es el residente, segundo el residente y tercero el residente). Por lo que el objetivo final es atender lo mejor posible a nuestros usuarios y para ello, en muchas ocasiones, hay que salirse de la baldosa de ocupas. Los límites tienen que ser flexibles y adaptados a nuevas situaciones y nuevos perfiles de usuarios, aunque por supuesto, sin perder de vista nuestra labor profesional.
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