Siempre he creído en la complementariedad de los dos niveles del sistema de servicios sociales. Los generales (comunitarios) como puerta de entrada a dicho sistema y los especializados como los servicios que trabajan con necesidades específicas y que ofrecen el apoyo y atención especializada que los primeros necesitan para de esta forma complementar y proporcionar una atención de calidad. Está claro que dada la configuración del sistema de servicios sociales en nuestro país, los unos sin los otros no tienen razón de ser. Para que se cierre el círculo de esta complementariedad se tiene que dar una buena coordinación, un buen hacer entre todos los sistemas y profesionales que en ellos participan. De la coordinación ya he hablado en alguna ocasión (entrada coordinación) A nivel profesional te tenido la gran suerte de poder trabajar en ambos niveles (generales y especializados), lo que me ha proporcionado una visión global de cómo se trabaja en cada uno de ellos, de sus dificultades, ...
Son tiempos de cambio, y por ello, se ha aprovechado todo lo vivido durante la pandemia para comenzar un proceso de redefinición de los hogares. Pero esta cuestión, no ha surgido ahora de la nada, si no que ya lleva un tiempo latente. El perfil de las personas mayores ha cambiado, y por lo tanto, deberán cambiar los servicios dirigidos a atender sus necesidades. El siguiente cambio en esta redefinición y en la modificación de los centros de mayores, pasa por nuestro cambio profesional, y entre otras cuestiones en lo que respecta a la utilización del lenguaje y a la forma de tratar a las personas mayores. Tenemos que dejar de lado nuestra postura paternalista en la atención a los mayores, dejar de decir los “abuelicos que vienen al hogar”, y comenzar a ver a las personas con sus capacidades, tengan 60 o 90 años, y ofrecer las actividades según su intereses, como se ha hecho siempre. Y estos intereses han cambiado, porque el perfil ha cambiado. El hogar dejará de ser el lugar dond...