BALANZA RIESGO BENEFICIO

Mediados de septiembre, y, en tiempos “normales” sería una nueva etapa de inicio de actividades, planificación y organización, de entradas y salidas en los centros preguntando qué se va a hacer…. Hay dos momentos al año que tradicionalmente nos hacen pensar en los que vamos a realizar, y estos momentos son: septiembre y enero. Como decía, llega septiembre, pero este septiembre es diferente. Estamos viviendo una situación diferente que nos hace llevar a una incertidumbre constante sobre lo que va pasar, con lo cual nos resulta más difícil planificar, y por lo tanto, tomar decisiones. En el Hogar, este mes va a ser de valoración de la situación actual y de planificar, para poder empezar en los próximos meses… si todo va bien, claro. Y en ello estamos. Llevo días hablando de la balanza entre riesgo y beneficio (título de la entrada) que se refiere a la idea que me ronda en la cabeza estos días, y que he compartido con otros profesionales, amigos…etc. Estamos trabajando con el colectivo de personas mayores, a los que la pandemia les ha afectado muchísimo a todos los niveles. Dentro del colectivo de mayores, nuestros usuarios son los mayores activos, participativos, con capacidad de decisión y autonomía a muchos niveles. Y de golpe y porrazo, llegó el confinamiento y de un día para otro, los dejamos sin posibilidad de realizar ninguna actividad y encerrados en casa, como a los niños, en esto no ha diferido mucho su situación. Y ahora, igual que con los escolares, estamos pensando en la vuelta a las actividades. Y en esta puesta en marcha, la idea que me ronda la cabeza es que tenemos que poner en una balanza riesgo y beneficio, como decía antes, es hora de volver a comenzar con las actividades. Riesgo, por supuesto, ya que son personas mayores, algunas de ellas vulnerables y de riesgo por sus patologías de salud. Aunque ser mayor no significa necesariamente ser vulnerable, ya que muchos de ellos gozan de un buen estado de salud. En contraposición, tenemos que valorar el beneficio de llevar una vida activa, saludable y participativa. Estamos detectando situaciones de verdadero deterioro, físico y mental, y tristeza, estados de ánimo decaídos por la falta de vida social, de relacionarse con la gente, en definitiva, de socializar . Añadimos a esta situación, que vivimos en un pueblo de montaña, donde el invierno es muy largo, y a las 5 de la tarde está todo el mundo en sus casas. Ante esta perspectiva a largo plazo, considero que el BENEFICIO, será mayor que el riesgo. Y además, en este proceso de puesta en marcha, no nos tenemos que olvidar de la capacidad de decisión, de autodeterminación del mayor, y por lo tanto, hay que dejarles decidir. El que tenga miedo, y no quiera o no pueda venir por temas de salud, que no lo haga, pero tenemos que tener en cuenta al que quiere venir, a la persona para la que va a resultar más beneficioso hacer cualquier tipo de actividad. En esta situación estamos, tenemos que comenzar a movernos y ofrecer actividades a los mayores, por supuesto con las medidas higiénicas y de seguridad necesarias, con grupos más pequeños, limpieza y desinfección de instalaciones, ventilación..etc. pero hay que comenzar a moverse, y dejar de lado el paternalismo protector que tenemos respecto de las personas mayores. Feliz semana!