Siempre he creído en la complementariedad de los dos niveles del sistema de servicios sociales. Los generales (comunitarios) como puerta de entrada a dicho sistema y los especializados como los servicios que trabajan con necesidades específicas y que ofrecen el apoyo y atención especializada que los primeros necesitan para de esta forma complementar y proporcionar una atención de calidad.
Está claro que dada la configuración del sistema de servicios sociales en nuestro país, los unos sin los otros no tienen razón de ser.
Para que se cierre el círculo de esta complementariedad se tiene que dar una buena coordinación, un buen hacer entre todos los sistemas y profesionales que en ellos participan. De la coordinación ya he hablado en alguna ocasión (entrada coordinación)
A nivel profesional te tenido la gran suerte de poder trabajar en ambos niveles (generales y especializados), lo que me ha proporcionado una visión global de cómo se trabaja en cada uno de ellos, de sus dificultades, deficiencias, problemas y por supuesto, fortalezas. Esta experiencia laboral me ha dado herramientas a la hora de trabajar de forma coordinada, me ha hecho ponerme en el lugar del otro (profesional) entender la situación, y ver las cosas de otra manera. Por supuesto, no todo ha sido un camino de rosas, y en ocasiones, ha habido dificultades, a pesar del interés y del esfuerzo de los profesionales que intervenían en el caso, aunque hay que resaltar que la buena voluntad y el buen hacer todo lo puede, o por lo menos, facilita la cosas.
Ahora ya llevo tiempo trabajando en los servicios sociales especializados y en general, la coordinación con otros profesionales de otros sistemas y niveles, ha sido buena, en alguna ocasión ha habido discrepancias, pero nada que no se haya podido solventar.
Últimamente, no tengo buenas sensaciones en lo que a esta complementariedad, de la que hablaba al principio, se esté dando. Me da la sensación de que nos “peleamos” a los usuarios, que cada uno barre para su casa, sin pensar en la persona, sin poner a la persona en el centro de atención se le gestionan nuestros servicios y recursos, y esto añadido a la “ley” que regula según cuestiones, hace que no estemos ofreciendo una buena atención. Y lo peor, es que esta sensación de “rivalidad” es compartida con otras compañeras. Y la verdad, no me gusta ni me siento bien trabajando de esta manera. Tenemos que trabajar por y para la PERSONA, y buscar entre todos una atención de CALIDAD, pero para ello, nos lo tenemos que creer. Tenemos que dejar esa idea de primero lo mío, después, lo mío, y para terminar, lo mío…. Y pasar a valorar la situación en conjunto, con los recursos existentes de manera global, sean “míos o no”, y de ésta forma poner a la persona en el centro de la intervención, y que sea como una estrella a la que dirigir todos los caminos.
Feliz lunes y feliz verano!! A disfrutar!!
Ha comenzado un año nuevo, y a diferencia de otros, no he hecho propósitos de nuevos proyectos. Creo que este año es mejor no hacerlo, aunque sólo sea por variar….. Supongo que así el balance a final de año igual es más positivo .... J ejejeje Como único proyecto que me he propuesto para los siguientes seis meses es la realización de un diploma de especialización de la UNED en el que me he apuntado y que trata sobre los Aspectos Jurídicos de la Discapacidad y la Dependencia en referencia a personas mayores , que es un tema que me interesa y que lo veo de suma importancia en mi trabajo diario. De este tema no voy a hablar hoy, que ya lo he hecho en varias ocasiones. Hoy, en concreto, voy a hablar de los informes sociales que se hacen desde el trabajo social en residencias, aprovechando que tengo varios pendientes encima de mi mesa. El informe social es uno de nuestros documentos de trabajo más importante junto con la historia social y la ficha social. En...
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