Hemos estado viviendo una época de confinamiento
regida por el estado de alarma por la COVID-19. Ahora estamos viviendo la etapa
de desescalada para la vuelta a “la nueva normalidad”. Esta situación nos está
afectando a todos, mayores, medianos y pequeños, ha sigo algo nuevo para
nosotros y nos estamos intentando adaptar a estas nuevas situaciones que se nos
están dando.
Mientras
tanto, se están tomando decisiones sobre los grupos más vulnerables (personas
mayores, personas con discapacidad….) metiendo en el mismo saco y tratando por
igual a todos, sin tener en cuenta la capacidad de decidir de cada uno. “Todos
los mayores de 65 años se han considerado colectivo vulnerable”. Pero bueno,
hay que tener en cuenta que hay personas de 65-70 e incluso de 90 años que seguro que están de salud mejor que
yo, y por supuesto, también las hay que por sus patologías son vulnerables, que
a la edad, hay que añadir el tipo de enfermedades que padecen.
Pero se han “establecido cajones de sastre” y todos entran en el mismo, sin importar cual
sea su situación. Y así que se ha decidido por TODOS LOS MAYORES.
El
sobreproteccionismo está encima de la mesa, por parte de autoridades, de
profesionales, de familiares…. Y yo me pregunto, ¿Dónde está la libertad de
decisión de cada uno, de cada persona? No hay que poner en duda que hay que
establecer ciertas “normas” para que esta situación no se desbarate y haya un cierto control, por supuesto.
Pero en lo relativo al colectivo de personas mayores nos estamos olvidando de
su capacidad de decidir y de hacer, y ésta situación está repercutiendo en
ellos, porque ahora, por ejemplo, nos encontramos con que tienen miedo, tienen
miedo a salir a la calle, miedo a volver a la normalidad…. Y si está situación
de confinamiento vivida ya les ha repercutido bastante (a nivel físico, cognitivo,
emocional….), ahora que pueden salir, nos encontramos con que este MIEDO, no quieren salir, y a
los profesionales nos está tocando trabajar con este tema para facilitar su vuelta a la normalidad.
Pongo
estas dos cuestiones sobre la mesa: por un lado, el derecho a decidir para las personas
que tienen capacidad para ello. Y con esto me estoy refiriendo a todos los que
tenemos a nuestro alredor a personas mayores. Me he encontrado con hijas que “no
dejan salir a sus padres” hasta ver como evoluciona la situación, que no
quieren que se reincorporen a las actividades terapia y fisioterapia por miedo,
que están dirigiendo la vida de los mayores…. Y creo que se está mezclando el
interés, el amor, la preocupación, el cuidado que se tiene por los mayores con
el sobreproteccionismo, no dejando que decidan ellos si quieren salir o no,
pasear o no, quedarse en casa o no. Hay que informarles de cómo está la situación,
de las medidas de precaución que hay que tomar, de proporcionarles el material
y la información que necesitan saber, pero que luego ellos decidan, porque si
no, ello nos lleva al siguiente punto: los hemos protegido tanto, hemos
decidido por ellos en este periodo, que ahora tienen MIEDO, y no se atreven a
salir de casa, a decidir, a retomar la vida que llevan antes….
Reflexionemos sobre este tema ahora y
siempre.
Os dejo con un dibujo de una actividad de intercambio
de cartas entre mayores y pequeños que estamos realizando en el Hogar.
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