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LA COORDINACION

Mandala pintado por una residente


Últimamente estoy coordinándome mucho con otros servicios (sistema de salud, y servicios sociales sociales municipales) por una usuaria del Centro de Día. El núcleo familiar lo conforman padre, madre e hija de 25 años. Su hija (ya lo comentaba en una entrada anterior) es la cuidadora principal, pero ella tiene problemas de salud mental, por lo que lleva tratamiento y seguimiento desde el sistema de salud.

La familia es muy conocida en el Centro de Salud del barrio, y también en los servicios sociales municipales. El padre tiene más de 80 años y no tiene habilidades para proporcionar las atenciones que su pareja necesita ni para colaborar junto con su hija en el cuidado de la persona en situación de dependencia. La casa no reúne condiciones de habitabilidad y limpieza. Y en la familia hay una actitud de cerramiento hacia el exterior con una patología mental endógena difícil de tratar. Al final, la madre (la llamaré Juana) ha accedido a acudir al Centro de Día, todo por el bien de su hija, que ya llevaba varios ingresos en la Unidad de Psiquiatría del Hospital, y la situación y cuidado de su madre le sobrepasaba.

Toda esta intervención conjunta que hemos hecho entre los profesionales del sistema de salud (atención primaria y salud mental), de los servicios sociales municipales y yo como trabajadora de un servicio social especializado, me lleva a reflexionar sobre la importancia de la coordinación, en este caso sociosanitaria e interadministrativa (administración local y regional), pero que en otros casos se da con el sistema judicial, educación, con otros servicios sociales especializados…etc.

          En su sentido más general, la coordinación consiste en la acción de coordinar, es decir, disponer un conjunto de cosas o acciones de forma ordenada, con vistas a un objetivo común. En este caso, el objetivo final es conseguir el bienestar familiar, en los distintos aspectos en los que hay deficiencia y para conseguir este objetivo final, hay que pasar por unos objetivos intermedios, y uno de ellos es la atención social de la Juana a través de la concesión de una plaza pública de Centro de Día. En el centro, a Juana se le proporcionan las atenciones que necesita: a nivel de higiene y aseo personal, alimentación a través de una dieta equilibrada, a nivel relacional, ya que sale de casa y está en contacto con otras personas,  y a nivel físico y psicológico como es la fisioterapia y las actividades de terapia ocupacional.

En esta ocasión, partimos del supuesto de la existencia de dos o más sistemas que deben actuar de forma conjunta y complementaria para dar respuesta a determinado tipo de necesidades que se presentan de forma simultánea. Y en el caso de Juana algunas de estas necesidades son: relación social con otras personas, estimulación cognitiva, sobrecarga de la cuidadora, atención a las necesidades básicas de la persona en situación de dependencia (comida, higiene, estimulación….etc.

La verdad es que ha sido una labor muy costosa, muchas llamadas telefónicas, reuniones de coordinación, entrevistas…etc. Todas las profesionales que hemos llevado el caso, nos hemos implicado a fondo y hemos puesto en nuestras manos todos los recursos que teníamos para que se consiguiera esta plaza de Centro de Día, pero también para que Juana la aceptara, ya que hasta ahora habían sido muy reacios con este tema, y por supuesto,  para que acudiera con regularidad.

Hasta la fecha, Juana acude habitualmente al Centro llevada por el transporte social, ella refiere que está muy contenta con las atenciones que aquí se le prestan, y reconoce por ejemplo, que si aquí no se le bañara, en casa su hija tampoco podría hacerlo. Hace un tiempo, hubo un pequeño conflicto en el centro y dejó de acudir durante unos días. Y en esta ocasión, otra vez todas las profesionales nos pusimos manos a la obra a trabajar para resolver la situación y que Juana regresara al centro, y así fue.

La verdad, es que no nos tenemos que olvidar que la atención a las personas mayores, especialmente las dependientes, se sitúa en muchos casos en un terreno intermedio entre la atención social y la atención sanitaria., y en nuestra manos está el que esta coordinación entre los dos sistemas se lleve a cabo, ya que todo ello redundará en la calidad de la atención que prestamos y en último lugar, en el bienestar de la persona-residente-usuario.





Bueno, que paséis un feliz y lluvioso fin de semana.

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