Después de un
largo parón de vacaciones, reincorporación, reorganización y vuelta a la
normalidad, retomo mi actividad bloggera.
Este verano,
mientras estaba de vacaciones, se produjo un incendio en una residencia de
ancianos en una localidad cercana a Zaragoza, en el que murieron varios ancianos . Dicha noticia salió
en todos los medios de comunicación a nivel nacional y regional y produjo una
gran alarma entre políticos, profesionales, familiares….etc.
Poco después,
desde la Asociación Estatal
de Directores y Gerente en Servicios Sociales, se publicó un documento que llevaba
por título “Decálogo para elegir residencia para una persona mayor” y que
podéis consultar aqui. Documento que puede servir de guía para una persona que
esté buscando residencia para su padre, madre, tío, abuelo/a…etc.
Aunque estaba de
vacaciones, no me resistí a echarle un vistazo rápido, así que lo leí por encima y lo guardé con la intención de retomarlo a mí vuelta al
trabajo, ya que me llamó la atención y lo consideré útil para mi trabajo diario. He tardado un poco en volverlo a coger, ya que la “vuelta de
vacaciones” siempre es un poco más complicada de lo que puedas pensar, pero aqui va mi reflexión.
La verdad es que
el documento me gustó en el primer vistazo que le di, pero ahora que lo he cogido y leído
más detenidamente, me sigo ratificando en esa primera impresión. Aunque hay
algunos puntos en los que discrepo, o que veo más difícil poder llevar a cabo.
En este decálogo
se dan “recomendaciones” sobre 10 puntos o cuestiones que hay que tener en cuenta
cuando se busca un centro residencial de mayores. Se explica muy claro y de
manera muy concisa lo que hay que valorar y mirar en cada apartado y a mi modo de ver, es bastante completo. De hecho
es un documento que me he guardado para cuando vengan a pedirme información
sobre búsqueda de residencia privada para un familiar.
En esta entrada,
simplemente me gustaría comentar alguno de estos puntos y reflexionar sobre ciertas
dudas que me han surgido.
En el primer apartado
que llaman “Previa” se recoge que hay
que valorar la situación de salud y familiar de la persona, y valorar otros
recursos antes que una residencia (ayuda a domicilio, comidas a domicilio,
teleasistencia, adaptaciones de vivienda…) Por desgracia, en el medio
rural esto es más complicado de lo que
parece, los recursos son más limitados, no hay tanta oferta (ni pública ni
privada), y aunque el apoyo vecinal e informal existe, en ocasiones es muy
difícil permanecer en una casa grande, de varias plantas, sin sistema de
calefacción, aislada….etc. Por desgracia, la realidad en nuestro territorio es esta: dispersión geográfica, poca densidad de población, escasez de recursos, o cuando los hay, económicamente poco asequibles...etc.
En el apartado
cuarto, se trata el tema de la “Visión y transparencia del centro”. Y
aquí mi reflexión va en torno a la pregunta que se lanza de por qué no ver la
cocina de la residencia. La idea no es mala, pero si ya el propio personal de
la residencia tiene que entrar en la cocina con bata o uniformes y mascarillas
o medidas de protección higiénico-sanitarias….¿Cómo se organizaría la visita a la cocina de una persona externa al
centro? Ya entramos en asuntos relacionados con la seguridad e higiene,
normativa…etc. que a mi personalmente se
me escapan, pero que creo que es un tema
complicado. Por supuesto que estoy de acuerdo en que hay conocer las
instalaciones comunes y habitación del futuro residente, pero en este caso que
pone como ejemplo la cocina, lo veo más difícil.
En el punto 5 se
habla de “servicios”. Se dice que es
básico conocer de qué servicios dispone el centro, si el personal que trabaja
está a jornada completa o no, si son externos…. Este punto a mi, personalmente, me hace
sonrojar ya que el centro en el que trabajo no tiene terapeuta ocupacional ni
fisioterapeuta ni por supuesto sala de terapia o gimnasio. Solo se prestan dichos servicios unas horas a la semana por un
contrato externo, y me da mucha rabia, porque conozco muchos centros privados
que cuentan con gimnasio, actividades de terapia y fisioterapia, y nosotros,
siendo un centro público no contamos con estos servicios ni este personal. Así que punto negativo para nosotros.
Y para
finalizar, en el último punto se trata sobre “contacto familiar”. Aquí si que creo que lo estamos haciendo bien.
Como profesional que hace de enlace entre la residencia y la familia está la Trabajadora Social,
y para según qué cuestiones la
Coordinadora de Enfermería. Por mi parte, cada vez estoy
implantando más la comunicación con las
familias a través del correo electrónico como forma rápida y ágil de informar y
avisar de cuestiones ordinarias no urgentes. Supongo que también porque el
perfil de los usuarios está cambiando y ya muchos de los hijos y familiares
se manejan con las nuevas tecnologías. Desde la residencia se informa que para
cualquier cuestión pueden llamar por teléfono y/o venir personalmente a hablar
con el profesional que sea, se dejan las “puertas abiertas” y se ofrece toda la
información necesaria.
Y para acabar,
simplemente comentar que conforme lo iba leyendo, me acuerdo que me vino a la
cabeza que este documento reflejaba muchos aspectos del funcionamiento de los centros
residenciales en Aragón. “Sospecha” que corroboré cuando al final del mismo
pude comprobar que el coordinador de dicho decálogo no era otro que Gustavo
García, Trabajador Social y Director de la Residencia Casa
Amparo de Zaragoza, de titularidad municipal y miembro de la Asociación de
Directores y Gerentes en Servicios Sociales.
Que paséis un
feliz puente del Pilar y me despido con una foto de nuestra ofrenda particular que
hemos hecho en la residencia a la
Virgen del Pilar.
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