Después del parón del verano, y con nuevos proyectos y eventos por delante (Congreso de Trabajo Social, diploma de especialización de la Universidad....ect) continúo con el blog, que había dejado aparcado también de vacaciones.
Desde hace un tiempo, y sobre todo con el nuevo cambio de normativa por la
que una vía de ingreso es la vía extraordinaria de exclusión social, estoy
gestionando los temas económicos de varios residentes.
Y en la actualidad, hay dos de ellos que me llevan de cabeza: uno porque
se gasta el dinero en vinos y tabaco ( y su pensión no contributiva no da para
más), lo que deriva en el impago de la residencia, y el otro, perceptor también
de una pensión no contributiva, porque a pesar de haberle gestionado un abogado
de oficio para que solucionara sus diversas deudas (Seguridad Social,
Hacienda…) en la actualidad no tiene dinero para pagar su funeral.
En el primer caso, estoy pendiente de hacer una comunicación a Fiscalía
para una curatela por tema económico. El señor es totalmente válido y capaz de
entender que tiene que pagar la
residencia, y que por supuesto, hay gastos extras que debe controlar. Cuando
hablo con él de estos temas, hace un tiempo su respuesta era que se iba a ir, que total, como venía de la
calle pues allí volvía….. Ahora su discurso ha cambiado, ya que se ha dado
cuenta de que en la residencia está muy bien, y ya no amenaza con la idea de
marcharse, si no que nos reta a que lo expulsemos de la residencia.
En el segundo caso, también fue un ingreso por exclusión social, uno de
los primeros que realicé allá por el año 2012. La situación económica en la que
llegó era desastrosa. A pesar de haber cotizado, no le llegaba para una pensión
de jubilación normal, se había gastado su dinero y el de la herencia de sus
padres, tenía muchas deudas, embargos, un coche que estaba en otro pueblo y que
había que dar de baja…. Todavía colea algún tema que se le debió escapar al
abogado de oficio, ya que de vez en cuando, cuando cobra la paga extra de la
pensión le llega algún embargo. Además, hasta hace poco (ya que su estado de salud
ha empeorado notablemente), él me pedía su cartilla para ir al banco a sacar dinero.
Todos los meses, según sus cuentas, le iba diciendo lo que tenía que sacar, y
todos los meses había un “regateo”. Su problema-nuestro problema, es que en la
actualidad, como he cometentando antes, si él falleciera, no tiene dinero para pagarse un funeral, aunque
sea muy básico.
Como he comentado en otras entradas, los residentes que ingresan por esta
vía de la exclusión social tienen un perfil diferente a los demás residentes
que ingresan por la vía de la dependencia, que cuentan normalmente con apoyo
familiar y por lo tanto con alguien de referencia para la gestión de sus
cuentas y que pueden asumir algún gasto extra que se pueda producir.
En estos casos que he puesto de ejemplo, como en la mayoría de los que
ingresan por esta vía especial, no suele
haber familia o si la tienen, no se puede contar con ella, bien porque se ha perdido la relación o porque no tienen habilidades sociales para ello.
Así que el tema económico recae en la trabajadora social, quien con su
autorización cuando ellos están bien a nivel cognitivo, y acompañando siempre
al interesado, lleva sus cuentas, soluciona sus deudas, embargos….etc. Esta
gestión económica me acarrea muchos quebraderos de cabeza y mucho tiempo de
trabajo (acompañamientos a bancos, a Hacienda, cuentas, números, sumas,
restas….), y por supuesto, sin olvidar la
responsabilidad que supone gestionar un tema como éste. Pero en ello estamos, llevando cuentas, ingresos, gastos, pagando deudas, haciendo balances y enfrentadonos con ellos cuando quieren gastar más de lo que pueden.
Feliz semana y vuelta de vacaciones!!!
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