Desde hace unos meses, estamos dos trabajadoras sociales en la residencia
compartiendo jornada. Por cuestiones personales y familiares me he pedido una
reducción de mi jornada, y han contratado a otra Trabajadora Social para dicha
reducción. (ventajas que tiene trabajar en la Administración Pública).
Así que he tenido que formar a la nueva compañera sobre las funciones en
residencia y cual es el trabajo diario en nuestro Centro. La verdad es que no
tenido nunca estudiantes de prácticas, y esta nueva tarea de enseñar a otra
persona me ha servido para actualizarme y analizar mi trabajo diario desde otra
perspectiva. Y de repente, te das cuenta de las cuestiones pendientes que
quedan por hacer y resolver, que se van
quedando en el tintero porque en ese momento ha surgido otro tema, una visita
inesperada, una urgencia, una llamada o simplemente porque en ese momento te da
“pereza” hacerlo (no queda bien decir esto, pero no siempre se encuentra el momento
adecuado para redactar un informe social o realizar según qué trámites).
Y mientras he estado enseñando a la compañera, me ha venido a la cabeza de manera continua el
tema de la supervisión, tan necesaria y tan poco utilizada en nuestro país.
En el Diccionario Práctico de Trabajo Social coordinado por Rafael
Arredondo Quijada se define la
Supervisión como “la
actividad técnica mediante la que un profesional inspecciona el trabajo
realizado por otra persona dada su superioridad jerárquica, experiencia,
conocimientos o responsabilidades”
He trabajado en distintos centros y servicios sociales generales y
específicos. En algunos he estado sola, la única Trabajadora Social era yo, y en
otros, formaba parte de un equipo con
otras trabajadoras sociales y otros profesionales (educadores sociales,
psicólogos…). Cuando trabajas en equipo, la supervisión se lleva a cabo de manera natural y espontánea por la persona que coordina y dirige dicho equipo. El
superior, además de coordinar y organizar el trabajo debería hacer supervisión.
Y con los compañeros, de alguna manera es lo mismo, pero de una forma más "informal”. Siempre encuentras a
algún compañero que tiene más experiencia en el sector y que te puede
supervisar y/o revisar tu trabajo diario. Por lo menos esa es mi visión y experiencia.
Cuando en un centro o servicio eres la única profesional del área, como
es el caso de mi trabajo en la residencia, la
supervisión es más difícil, por lo menos de manera interna. Y ya no hablamos de supervisión externa. Si el
superior jerárquico no posee la misma formación, y/o no conoce cuales son tus
funciones, o posee poca experiencia en el sector, no puede valorar a nivel
técnico si realizas bien o no tu trabajo.
Siempre he manifestado mi inquietud por juntarme con otras Trabajadoras
Sociales de residencias, de crear foros de encuentro y trabajo entre
profesionales del mismo perfil y del mismo sector, ya que entre otras
cuestiones, veo fundamental poder equiparar funciones, organizar protocolos,
intercambiar puntos de vista, compartir experiencias, tener apoyo emocional ante situaciones adversas….
La verdad es que soy un poco pesada con
este tema y siempre que puedo lo saco a colación, pero es que cuando llegas
nueva a un centro o servicio, los inicios son duros y en ocasiones vas dando
palos de ciego. Muchas veces, he tenido que llamar a otras compañeras para
saber como resolver una determinada cuestión,
cómo tienen organizado el trabajo en otros centros, los protocolos…etc.
Y en esa llamada aprovechas para hablar e intercambiar dudas y opiniones sobre
otros aspectos del día a día, y por supuesto, aprovechas para compartir
sentimientos, dudas… en definitiva, para hacer “terapia”.
En el programa Cuidarte, en el que he estado participando, desde el
inicio se tuvo muy en cuenta que la supervisión de los profesionales que
participaban en el mismo era muy importante, y así se ha estado realizando.
Además, desde hace unos tres años, además de supervisión, se hace intervisión,
que sería el asesoramiento entre compañeros, entre iguales, sobre las funciones
a realizar. Y todo esto le da calidad al programa.
Se habla mucho de calidad, gestión de calidad y sus modelos, de
evaluación…etc y todo está muy bien. Pero no se suele incluir la supervisión
cuando se habla de calidad, y un trabajo de supervisión bien hecho redundaría
en un trabajo final bien realizado.
Todo esto me viene a la cabeza cuando tengo que formar a alguien. Se
supone que realizamos bien nuestro trabajo, para eso tenemos una formación
técnica en la materia, pero creo que no vendría mal que de vez en cuando
viniera alguien a supervisarnos, para cambiar, rectificar, reorganizar y
mejorar. No nos tiene que dar miedo la supervisión bien realizada.
Feliz martes!!
Comentarios
Publicar un comentario